Los talibanes han tomado más de una cuarta parte de las 34 capitales provinciales de Afganistán en menos de una semana cuando las fuerzas extranjeras lideradas por Estados Unidos se retiraron del país.

Los talibanes elevan a 26 las capitales provinciales capturadas en Afganistán

Kabul, Afganistán, a 14 de agosto de 2021.- Los talibanes elevaron este domingo a 26 las capitales regionales capturadas en poco más de una semana con la anexión de la suroriental Gardiz, la central Nilli, y la oriental Jalalabad, la quinta ciudad más grande de Afganistán.

«Los talibanes entraron esta mañana en la ciudad de Jalalabad sin combatir y la provincia les fue entregada sin enfrentamientos como resultado de la mediación de los líderes tribales», dijo un alto funcionario del Gobierno de la provincia de Nangarhar, de la que esta ciudad es su capital, que pidió el anonimato.

Los talibanes se apoderaron este sábado de Mazar-i-Sharif, gran ciudad del norte de Afganistán, «sin encontrar realmente resistencia», lo que representa un gran paso adelante en su fulgurante ofensiva que se extiende por todo el país y amenaza Kabul, la capital.

«Están desfilando con sus vehículos y motocicletas, disparando al aire para celebrar», dijo Atiqullah Ghayor, residente de la ciudad.

Mazar-i-Sharif es la cuarta ciudad de Afganistán y en ella viven medio millón de personas. «Los combatientes se apoderaron de Mazar-i-Sharif y todos los edificios oficiales (…) están bajo su control», aseguraron los talibanes en un comunicado.

El mariscal Abdul Rashid Dostom, ex vicepresidente afgano, y Atta Mohammad Nur, ex gobernador de la región de Balj, cuya capital es Mazar-i-Sharif, que habían tomado las riendas de la resistencia local ante los talibanes, huyeron al vecino Uzbekistán, según sus allegados.

Horas antes, el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, había garantizado que el combate contra los talibanes continuaba.

«La removilización de nuestras fuerzas de seguridad y defensa es nuestra prioridad y se han tomado serias medidas al respecto», declaró Ghani en un discurso a la nación.

El dirigente no aludió a una posible dimisión, reclamada por algunos sectores, pero precisó que había iniciado «consultas» dentro del gobierno, con líderes políticos y socios internacionales para encontrar «una solución política que aporte paz y estabilidad al pueblo afgano».

Horas después, el gobierno dijo que el gobierno va a formar una delegación que «estará lista para negociar».

Paralelamente, el gobierno de Catar, emirato que ha sido sede de las infructuosas negociaciones entre talibanes y autoridades afganas desde hace meses, pidió a los insurgentes «un alto el fuego, lo que contribuiría a acelerar los esfuerzos para alcanzar un acuerdo político integral que garantice un futuro próspero al gobierno y al pueblo de Afganistán».

A 50 kilómetros de Kabul

La situación militar es crítica para el gobierno afgano. En poco más de una semana, los talibanes tomaron el control de casi todo el norte, oeste y sur de Afganistán y llegaron a las puertas de Kabul.

Los insurgentes están a solo 50 kilómetros de la capital y no dan señales de frenar la ofensiva. El sábado, también tomaron la provincia de Kunar, en el este del país, y pronto podrían acercarse a la capital por el norte, el sur y el este.

Además de Kabul, Jalalabad es la otra gran ciudad del país que aún continúa bajo control del gobierno.

Para los habitantes de la capital y decenas de miles que buscaron refugio en la ciudad, la angustia ante lo que les espera crece.

«Lloro día y noche cuando veo a los talibanes obligando a las jóvenes a casarse con sus combatientes», cuenta Muzhda, de 35 años, una mujer soltera que llegó a Kabul con sus dos hermanas tras dejar la provincia de Parwan (norte).

«He renunciado a varias propuestas de matrimonio en el pasado. Si ahora los talibanes vienen y me obligan a casarme, me suicidaré», asevera.

Dejarse barba por precaución

Las calles de Kabul estaban animadas el sábado, pero también se podían observar largas filas a las puertas de los bancos. Incluso, algunos hombres revelaron que habían empezado a dejarse barba, como prevención ante la inminente llegada de los talibanes a la ciudad.

Cuando dirigieron el país entre 1996 y 2001, antes de caer derrocados por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos, los talibanes impusieron su versión ultrarrigurosa de la ley islámica.

A las mujeres se les prohibió salir sin un acompañante masculino y trabajar, y a las niñas ir a la escuela. Además, las mujeres acusadas de delitos como el adulterio eran azotadas y apedreadas.

«Es particularmente espantoso y desgarrador ver informes sobre cómo los derechos ganados con tanto esfuerzo por las niñas y las mujeres están siendo arrebatados», declaró el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

En las últimas horas, helicópteros iban y venían entre el aeropuerto de Kabul y la zona de la embajada estadounidense, en la resguardada Zona Verde.

Un primer contingente de militares estadounidenses adicional aterrizó en la capital para asegurar las evacuaciones de personal diplomático y de afganos que trabajaron para los norteamericanos.

Estados Unidos desplegará unos 3.000 soldados en el aeropuerto de Kabul para evacuar a «miles de personas por día,» precisó el viernes el portavoz del Pentágono, John Kirby.

Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este sábado que autorizó el despliegue de «aproximadamente 5.000» militares en Afganistán, 1.000 más que los que estaban previstos hasta ahora, para completar la evacuación de miles de estadounidenses y afganos ante el avance talibán.

En un comunicado, Biden amenazó además a los talibanes con una respuesta militar «rápida y contundente» si atacan al personal estadounidense o su embajada en Afganistán, ante el temor de que ese grupo insurgente conquiste Kabul.

Evacuaciones

Por su parte, el Reino Unido anunció el despliegue de 600 militares para ayudar a los británicos a abandonar el país.

Varios países, como Holanda, Finlandia, Suecia, Italia y España, informaron el viernes de la reducción al mínimo de su presencia en el país, así como la repatriación de sus empleados afganos.

Otros, como Noruega y Dinamarca, cerraron temporalmente sus embajadas.

Este sábado, el gobierno alemán dijo que el ejército ayudará a evacuar la embajada de Alemania en Kabul y a su personal «que requiera la protección de Alemania». La sede diplomática se reducirá a lo mínimo necesario, según estas fuentes.

Los talibanes lanzaron su ofensiva en mayo, cuando el presidente estadunidense Joe Biden confirmó la salida de las últimas tropas extranjeras, una retirada que debe completarse antes del 31 de agosto.

Biden afirmó que no se arrepiente de su decisión, aunque la rapidez con la que se desintegró el ejército afgano sorprendió y decepcionó a los estadounidenses, que gastaron más de un billón de dólares para entrenarlo y equiparlo.

Aun así, Washington cree que Kabul no se enfrenta a una «amenaza inminente» e insistió en que es posible evitar una victoria total de los talibanes.